Arturo Callejo – junio 23, 2022
El delito de extorsión va a la alza en el Estado de México, pues informes oficiales señalan que en los primeros cinco meses del año se contabilizaron mil 813 denuncias ante un Ministerio Público, es decir, que probablemente se cometieron 12 extorsiones por día, si se toma en cuenta que entre enero y mayo el calendario marcó 151 días.
El mes de mayo fue el de mayor incidencia en la comisión de este delito grave pues el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública contó 555 denuncias por posible extorsión, lo que significa que al día un representante social inició 17 expedientes de mexiquenses que fueron extorsionados por la delincuencia organizada.
En enero sumaron 267 denuncias, en febrero 244, en marzo 287 y en abril 460.
Cuando inició esta modalidad de obtener dinero fácil y rápido, las llamadas de extorsión provenían de penales, no solo del Estado de México, también de cárceles ubicadas en Veracruz, Tamaulipas, Guadalajara y Michoacán, por ejemplo y como medida para disminuir este delito se pusieron inhibidores de señal telefónica en las prisiones mexiquenses más pobladas y en las que se detectó la comisión de extorsión, como las ubicadas en Nezahualcóyotl, Ecatepec, Tlalnepantla y Almoloya de Juárez, por citar algunas.
Lo más común era que los delincuentes llamaban al azar a sus víctimas y ponían una grabación de un supuesto familiar en la que pedía ayuda, mientras que el criminal exigía a su víctima el depósito de cierta cantidad de dinero en alguna tienda de conveniencia.
Este modus operandi ha cambiado desde hace años hasta convertirse en el famoso “derecho de piso”, en el que los delincuentes a pie llegan al comercio cualquiera, como verdulerías, pollerías, tiendas de abarrotes, consultorios médicos, carnicerías y donde se venden consolas para escuchar música, popularmente conocidas como rocolas y exigen r a los dependientes o encargados, dinero, de lo contrario, la amenaza de muerte no se hace esperar, lo que se ha cumplido en algunas ocasiones.
Así fue el caso ocurrido en noviembre pasado, cuando en la Plaza Brisa, ubicada en la delegación de Santiago Tlacotepec, en Toluca, fueron baleados dos vendedores de pollo, uno murió al instante afuera del negocio que iban a abrir y su compañero camino a un hospital, derivado, se presumió, de que negaron a pagar el “derecho de piso”.
También en la Central de Abasto de Toluca, se han suscitado hechos criminales posiblemente relacionados con la extorsión, pues a inicios de noviembre anterior, fue quemado un camión con cajas de plástico, que era propiedad de un señor de nombre Óscar Alejandro, o el suceso de octubre de hace dos años, donde afuera de un expendio de huevo, tres comerciantes fueron baleados, uno de ellos murió en el sitio.
En recientes fechas, un comerciante de aguacate de la Central de Abasto de Toluca, compró un cargamento de aguacate proveniente de Michoacán, pero “ya el tráiler se lo compró a ellos (delincuentes), le costo como un millón 200 mil pesos, pero fue a ellos y también para que se lo dejaran vender”, comento la hermana del comerciante afectado.
Yéndonos al sur de la capital del Estado de México, donde se ubican poblados como Cacalomacán, Santiago Tlacotepec, Santa Cruz Cuauhtenco, San Antonio Buenavista y San Buenaventura, el crimen organizado anda como coloquialmente se dice, “desatado”.
“Acá a los del pollo y recaudarías les cobran cada ocho días; en San Buena, una base de taxis ya dejó de funcionar por lo mismo, de que les querían cobrar, los amenazan de muerte si no pagan”, citó una fuente consultada.
Otra forma de extorsionar, es que mujeres, aparentemente colombianas o venezolanas, llegan a los comercios establecidos sobre Paseo Colon, con el argumento de que al dueño o dueña de la cafetería o pequeño restaurante, les pueden prestar desde cinco mil pesos para invertirlos en su negocio y que cada ocho días se va pagando la cantidad que se pidió.
Sin embargo, de acuerdo a la fuente consultada, en la fecha fijada para hacer el pago de la deuda, ya aparecen sujetos en motocicleta para comenzar con la extorsión.
El delito de extorsión hacia todo tipo de comercio abarca actualmente gran parte de la ciudad de Toluca y Zinacantepec, tratándose solo del Valle de Toluca, así como municipios del sur, citando Tejupilco, Tlatlaya, Amatepec, Luvianos, Temascaltepec y Zacualpan, entre otros, pero en esta región mexiquense, donde hay presencia importante del cártel de “La Familia Michoacana”, los delincuentes van sobre gaseras, gasolinerías, bases de taxis y agencias de automóviles, sin dejar pasar la cadena productiva del pollo, principalmente.