Isaac Ramírez – junio 10, 2020
Durante la contingencia sanitaria ocasionada por el COVID-19, el sector restaurantero, de bares y centros nocturnos del Estado de México ha enfrentado pérdidas superiores a los 12 mil millones de pesos en las más de 76 mil unidades económicas dedicadas a este giro, lo que también ha provocado la desaparición de al menos 30 mil empleos al 31 de mayo.
El vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en la Región Centro de México, Gabriel Mancilla Magallón, indicó que el cierre o la operación al 15 por ciento de su capacidad de los establecimientos no esenciales, ha dejado pérdidas cercanas a los 150 millones de pesos diarios para el sector, aunque este fenómeno se ha agravado en días como el del Niño, la Madre y, en los próximos días, en el del Padre, considerados las mejores fechas para este gremio.
El líder empresarial señaló que, hasta el 31 de mayo, se estimaba que el 10 por ciento de los bares y restaurantes que existían antes de la pandemia, ya no volverán a abrir sus puertas, aunque si las disposiciones se mantienen para finales de este mes, el cierre de establecimientos podría alcanzar hasta el 15 por ciento; es decir, que habrá cerca de 11 mil 400 negocios perdidos definitivamente.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Bares y Restaurantes (ASBAR) del Estado de México, Patricio González Suárez, aseveró que los negocios más afectados son los más de 10 mil antros, bares y discotecas asentados en el territorio mexiquense, ya que son comercios que han tenido que permanecer cerrados al cien por ciento por tres meses y solo podrán abrir hasta que el Semáforo Epidemiológico se encuentre en color Verde, lo que podría ocurrir en dos meses más.
Las concentraciones sociales solo podrán regresar hasta que el semáforo se encuentre en color verde; ya estamos en junio y no hemos pasado ni siquiera al color naranja. ¿Cuánto más nos podría llevar el pasar al color verde? Son cerca de 10 mil negocios dedicados a las bebidas y alimentos que no pueden abrir, que están en incertidumbre y han perdido el cien por ciento de sus ventas totales y que no podrán resistir más de cinco meses sin ingresos», comentó.