Hoy Estado de México – abril 14, 2020
Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional en cuanto a la caída de las economías a nivel mundial para este año, debido a la Pandemia por el Coronavirus COVID-19 no son nada alentadoras.
De acuerdo con las estimaciones del FMI, las economías más avanzadas podrían registrar este año una caída de -6.1 por ciento mientras que para los países en desarrollo se estima el -1 por ciento en promedio, un total del -3 en el mundo.
A través de un comunicado, el instituto señala que esta evaluación coloca a la crisis del coronavirus en el mundo como “la peor recesión desde la Gran Depresión”, la caída de la bolsa de los Estados Unidos en 1929, previa a la Segunda Guerra Mundial y tendrá mayores consecuencias que la Crisis Financiera Global del 2009.
En tanto, las estimaciones de crecimiento global se proyectan en un -3 por ciento, lo que significa una caída del 6.3 por ciento en lo que respecta a las proyecciones realizadas al principio del año por la misma institución.
Esta evaluación del FMI remarca que este cálculo sólo contempla que las medidas de contención social en la mayoría de los países dure hasta el primer semestre del año, por lo que en 2021 el mundo crecería en promedio un 5.8 por ciento, en el caso de que no fuera así se sumaría un 3 por ciento adicional a la caída de este año y si llegara a mantener las medidas de confinamiento caería un ocho por ciento más.
Las pérdidas estipuladas por el FMI estiman que se perderían nueve billones de dólares, lo equivalente a economías como Alemania y Japón juntas. Esto también afecta la proyección al crecimiento en el siguiente año.
Los gobiernos han tomado la medida de distanciamiento social y con ello el cierre de negocios parar la producción de objetos, detener la exploración, los negocios formales e informales y ha detenido el flujo de personas en el mundo y la industria del turismo y del comercio están congeladas, por lo que sus trabajadores sufrirán las consecuencias.
De acuerdo con la autoridad financiera a nivel mundial, los países, entre sus gobernantes y legisladores, tienen la responsabilidad de crear opciones para la inyección de capitales, asegurar que los empleos podrán seguir después de la crisis y darles a los trabajadores la opción de continuar con sus vidas aún en el confinamiento, por lo que se debe asegurar su vida y sus formas de ganarse la vida.