Ágiles dedos entrelazan hilos de oro y plata entre la tela de casimir inglés para dar forma a las más diversas figuras, desde una delicada flor hasta un imponente dios prehispánico. En pequeños talleres o en sus hogares, los bordadores de Chimalhuacán confeccionan a mano los trajes de charro que utilizan las comparsas que cada año participan en el Carnaval .
En su negocio que se ha trasmitido de generación en generación, José Manuel Reynoso, quien lleva más de 25 años dedicándose a esta actividad artesanal, tiene una colección de más de 200 trajes que alquila en 4 mil 500 pesos por día durante la temporada de carnavales en la región oriente del Valle de México.
En el primer semestre del año hay carnavales en Iztapalapa, Tláhuac, Tulyehualco, Los Reyes La Paz y Chimalhuacán, por lo que la demanda de vestimenta para alquiler es mayor. Incluso, de los que se manufacturan en el taller de José Manuel, el 80 por ciento son para renta y el 20 para venta.
Con traje de etiqueta
Para bailar en alguna de las 60 comparsas que participan en el Carnaval de Chimalhuacán es requisito indispensable contar con un traje de gala; puede ser propio o rentado, bordado con canutillo de oro, plata o hilo de fantasía.
Los atavíos de charro bordados en oro y plata -pantalón, chaleco, saco, corbatín o moño, cinturón, botas, sombrero y carrillera- tienen un costo que oscila entre los 60 y 70 mil pesos, debido al precio de los materiales, que son importados de Francia, además del trabajo que implican.
Mucho más económico es el bordado con hilo de fantasía, que cuesta entre 15 y 18 mil pesos, aunque es notoria la diferencia.
Al año, revela José Manuel Reynoso, este taller, que da empleo a 18 personas, elabora entre 15 y 20 trajes de canutillo de oro o plata, mientras que de fantasía confecciona entre 10 y 12.
La innovación
Este año, José Manuel decidió innovar y diseñó un conjunto de piel bordado con pita (hilo extraído del agave américa) «estamos experimentando, es el primer traje que hacemos de este tipo y esperamos que les llame la atención a los danzantes de carnaval», dice entusiasmado.
Hasta ahora este tipo de atuendo es el más costoso, pues su precio puede llegar a los 120 mil pesos, aunque por lo pronto, el primer traje ya tiene mucha demanda para alquiler pues ya fue apartado para utilizarse en los carnavales de Iztapalapa, Tláhuac y Tulyehualco.
